domingo, 11 de septiembre de 2011

Verba

No nos encontró mi viejo y todo fue un revoltijo anaranjado y feliz en el sofá lleno de marcas y amores. Un beso chiquitito, ¡tenías tanta cara de miedo! Me reí; me sentía toda llena de risa, cosquillosa y con ganas de bailar. Me moví mucho arriba tuyo, sin dejar las manos quietas y mordisqueando aquí y allá, buscando la forma de animarte a vos. Estabas todo quieto abajo mío, sentado con las piernas juntas y con las manos pegadas a mi cintura. No me conformaba. Continué revolviéndome, bulliciosa, hasta volverme evidentemente insoportable.

En un momento me dijiste que me querías y me dejaste inmóvil. Dos besos en el cuello, la respiración en la oreja, dedos escurridizos. A tu merced.