La libertad tiene el eco del miedo. Las jaulas pueden ser aterradoras prisiones, bonitas, lujosas y mullidas. Debe ser divertido desplegar las ramas en direcciones locas; debe ser cómodo tener atado un palito recto en el cual apoyarse y respirar en paz y dedicarse a la siempre deliciosa fotosíntesis.
Creo que a eso se reduce todo, a la distancia a la que queramos estar del sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario